Así, Sílvia fue sometida a una estimulación ovárica controlada de una semana, que supuso la inyección de menos niveles de estrógenos respecto al tratamiento convencional, y posteriormente se le extrajeron siete ovocitos, de los que se vitrificaron cuatro, ha explicado la médico. La rapidez de la actuación fue clave para iniciar la estrategia de preservación de la fertilidad, que no conllevó un retraso de la administración de la quimioterapia: “Entre las tres semanas que pasaron entre la cirugía y la quimioterapia se pudieron extraer los ovocitos”, ha relatado González.
González ha subrayado que en todo momento tuvieron claro que la “prioridad” era el estado de salud de la mujer, que después de recibir el alta en mayo fue autorizada por su oncólogo a iniciar el tratamiento para transferir un óvulo fecundado.
Se llamará Valentina
Fue en el segundo intento en que Sílvia logró quedarse embarazada y recientemente ha sabido que en junio alumbrará a una niña, que se llamará Valentina, ha comentado “feliz” la mujer. “Tengo una suerte inmensa”, ha celebrado la mujer, que se manifiesta optimista por naturaleza y que ha remarcado que estaba muy preparada por si el embarazo no hubiera podido salir adelante.
La mujer, que también conservó tejido ovárico como otra de las opciones para conservar la fertilidad, fue tratada por el equipo del doctor Agustín Ballesteros, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y director del IVI Barcelona. Desde 2007, cuando se implementó la técnica de vitrificación de óvulos para preservar la posibilidad de tener hijos, el IVI ha conservado 7.000 ovocitos pertenecientes a más de 700 mujeres.
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